El sábado 21 de
julio, Salvador Moreno (voz); Oswaldo de León (guitarra); Omar de León (teclados);
José Luis Escamilla; (bajo), Felipe Maldonado (batería) e invitados salieron
del manicomio para celebrar 23 años de La Castañeda en el Plaza Condesa, donde
todo un séquito de desequilibrados mentales esperaban ansiosamente su aparición
estelar, las agrupaciones 4to Menguante y Red Buffalo comenzaron con los
primeros acordes de la celebración.
Aproximadamente a
las 22:15 hrs. los festejados hicieron acto de presencia en la tarima del
recinto, Chava apareció en una silla eléctrica para dar apertura a la voz del “Gitano
demente”, la algarabía en el inmueble convirtió el ambiente en un pabellón de enfermos
mentales, a quienes “La dosis” de vitalidad brindada por la banda los movió de
un lado a otro, muy en “Contra de las profecías” que hablan de los desmanes que
puede provocar la locura.
“La cabeza” y los
recuerdos de cada espectador fueron activados con los clásicos “Gris normal” y “Sueños”,
los “Castos” y sus personajes de performance no eran una “Secta de extraños”
para los fanáticos, han sido parte de sus vida durante 23 años, “Lo demonio”, no es castigo de Dios, es
aquello que debes vencer en ti, sentencia Salvador.
“Los
politibuitres mas que una realidad son una pesadilla, dedicamos a ellos nuestra
decepción, por eso danzamos esta noche para curarnos de esta “Ciudad psicótica“,
comentó Salvador, para después escuchar en voz de los fieles espectadores la
historia de “Lucrecia”, el concierto continúa con “La estación” en un ambiente “Toxico
mágico” que rompe con el silencio dentro
del manicomio cuyos habitantes ocasionales son guiados por esa voz
interna que produce “La fiebre de Norma”.
“Del barrio” nos
recuerda abrir “La ventana” del alma, para así poder observar en todo su esplendor
a “El loco” que llevamos dentro y sacarnos “La espina” de admitir que la
locura es la sanación a la normalidad. Los fans vesánicos fueron incitados por
la banda a mostrar su lado “Libertino”, lo que para algunos, causa cierta “Confusión”
que después desaparece.
Llegaba el
momento de cantarle a la madre tierra, “Tumba Matriz” fue decorada con un
danzante que recuerda lo inconcientes que somos ante la hija prodiga del
universo, el “Tloque nahuaque” provocó a todos los asistentes reunidos,
fusionados cual dedos de la mano a resurgir como los guerreros del lago
sepultado, uniendo así al “Cautivo de la calle” para acabar con el “Viejo
veneno” y estar preparados a que llegue por nosotros “La Misteriosa”.
Después de unos
minutos de descanso “Noches de tu piel” nos revela el “Cenit” pasional que nos
mantiene de pie y sin cansancio ante estos grandes músicos, recordando con
cariño a los seres queridos que se han adelantado en nuestras vidas para
recordarlos como el “Ángel de las sombras” que siempre nos acompaña en todo
momento y lugar, inyectándonos del último suspiro que nos lleva a la última “Transfusión”
de la noche.
De esta manera la
celebración terminó, dejando claro que en 23 años: “La
Castañeda nunca estuvo de moda, por eso nunca pasa de moda”
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